lunes, enero 31, 2011

un buen sitio para deleitar nuestro paladar

Hace poco más de un año, me contrataron para hacer la reforma de un mesón muy antiguo, más de 45 años abierto, que posee el Hotel Conde Luna, lo cierto es que cuando entre en aquel sitio, me llamó muchísimo la atención la cantidad de posibilidades que tenía, sus muros gruesos, la piedra vista, el ladrillo, unos ventanales enormes con cristales emplomados de colores , en un principio quise deshacerme de ellos porque no iban nada con lo que yo tenía diseñado, finalmente se dejaron, no sólo por su valor, sino también por el contraste que hacían con el resto de los elementos decorativos.


Los dueños querían que el proyecto estuviera relacionado con el vino, y ahí es donde enfocamos toda la decoración.  La estructura planteaba varias opciones, el local era grande,y no soy partidaria de eliminar lo ya existente, así que opté por añadir elementos en vez de quitarlos. Se mantuvo un comedor central, tal y como estaba al acceder al restaurante, y se dividió en tres comedores independientes la parte trasera del local, dos cerrados y una abierto, para comidas más íntimas, reuniones de trabajo, etc.. para realizar las divisiones en esta zona, ya contábamos  con unos muretes a media altura de piedra, así que sólo se le añadió una estructura de acero corten con cristal opaco, para crear intimidad y a su vez no eliminar del todo la luz natural de la estancia.



  La edificación era una estructura de techos altos con vigas de madera, poseía un suelo original de barro cocido y paredes de ladrillo visto, todos estos elementos favorecieron  la creación de un lugar acogedor.

 El conjunto de muebles que se escogieron de madera decapados en gris, junto con la pintura de las paredes dentro de esa gama de color, y las sillas de forja con piel envejecida, en los mismos tonos, hizo que la decoración mantuviera ese aire rústico pero con un toque muy actual, se contrastó poniendo una iluminación de aire industrial con materiales modernos, y dando alguna nota de color morado en zonas más pequeñas o de paso, haciendo así referencia al vino.


Las paredes se vistieron con detallles relacionados con la gastronomía leonesa y el vino, a través de unas fotos en blanco y negro, y color, enmarcadas con sencillez, por último se colocó un cuadro con una versión del escudo de León, haciendo referencia a su gastronomía, de un joven pintor por supuesto leonés, Carlos Álvarez Las Heras, éste preside la estancia junto con la imponente chimenea en la zona del comedor principal, otro de los motivos que hacen que este lugar sea terriblemente acogedor, sobre todo ahora en invierno, porque la encienden, y se está como en casa.





Pero no sólo por el calor del hogar, lo acogedora que pueda ser la estancia hay que visitar este sitio, ni siquiera porque os lo diga yo, sino porque aquí se come realmente bien, productos de la tierra preparados de otra manera, con un toque muy especial, y sobre todo, lo mejor, es que la gente que te atiende es encantadora, son ellos los que consiguen el efecto que hace que todo el mundo vuelva allí, una y otra vez, y que a día de hoy este restaurante este siempre lleno; creo que todo el mundo estará de acuerdo conmigo que ir a un restaurante y volver es por tres motivos, sitio acogedor, buena comida y lo más importante un trato agradable, porque si no encuentras esto último, no sirve de nada todo lo demás.


Así que desde aquí, aunque ya se lo he dicho muchas veces en persona,  quiero agradecerles a todos ellos el poner el toque perfecto a este mesón con tanta historia, y que para mi es un lugar tan especial, gracias.

Clara.


































1 comentario:

  1. Interesante el cambio del mesón Conde Luna, me dejas impresionada con tus trabajos, yo de mayor quiero sér tu.Besitos.

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